Una de las consecuencias
negativas del auge del senderismo es encontrarse restos de basura en lugares
del recorrido. Normalmente los senderistas cuando salen a la montaña circulan
por caminos ya marcados y por los que pueden haber pasado cientos de personas
en un mismo mes. Una de las normas principales de este deporte es la de no
arrojar basura ni desperdicios, recoger
incluso las propias pieles de las frutas y cáscaras para transportarlas hasta
un punto de recogida. Ya se que algunos tienen la opinión de que las pieles de
las frutas sirven de alimento para los animales, pero un buen ejemplo me
ocurrió hace unos meses en el Forat de Bernía, uno de los balcones naturales
más espectaculares de España.
Me dedico a preparar rutas de
senderismo para grupos, aunque días
antes me gusta realizar un reconocimiento del recorrido. En uno de estos
reconocimientos en el que el grupo de senderistas estaba compuesto de tres
personas, ascendimos por la ladera norte de la Sierra de Bernia para dirigirnos
al Forat. Uno de nuestros compañeros de
excursión no había conocido aún este lugar, por lo que estábamos deseando
contemplar su cara de fascinación. Nos agachamos para pasar por el agujero y
llegar al balcón natural en la ladera sur, para contemplar una panorámica grandiosa
sobre la Marina Baixa: Pieles de naranja, cortezas de melón, cáscaras de pipas
y alguna que otro trozo de bocadillo. Lo normal es que cuando llegues al Forat
lo primero que te llame la atención sean las vistas y no el suelo sucio. Más
adelante nos encontramos con una excursión de unas cuarenta personas que habían
elegido este lugar para almorzar. “La única huella que tienes que dejar en el
camino es la de tus pies”.
La montaña siempre ha atraído al
hombre y este siempre ha llevado a los desperdicios con él. El Everest además
de ser el pico más alto del planeta con sus 8.850 metros de altitud, también es
el basurero más alto del planeta. En sus laderas se acumulan restos de
campamentos, desperdicios, botellas de oxigeno, etc. Desde hace un tiempo se
han programado expediciones de Sherpas para acercarse a recoger esta basura
acumulada durante años en el tramo final del ascenso a la montaña. Estas
costosas expediciones están sufragadas por empresas turísticas del Nepal y en
ellas, cada Sherpa baja hasta veinte kilos de desperdicios en cada viaje.
El hilo de este comentario sobre el
Everest viene por otra anécdota ocurrida en La Serrella hace unas semanas. Esta
sierra esta compuesta de varios picos y queríamos recorrerlos todos en una misma
jornada. Almorzamos en el segundo pico, El Plá de La Casa, y continuamos
avanzando en dirección Este al asalto de la siguiente cumbre. Tras llevar una
hora de camino, uno de nuestros compañeros de ruta se dio cuenta de un error:
Se había dejado una pequeña bolsa de basura en el lugar del almuerzo. Su primer
pensamiento fue el de volver a recogerla, pero este cambio en la ruta suponía
dos horas más de recorrido y tener que suspender nuestro plan, por lo que
desistió. Seguimos el itinerario que teníamos previsto y por el camino se nos
ocurrió la solución: podíamos recoger las basuras que encontrásemos para
compensar la que habíamos dejado. Dicho y hecho, nuestro compañero una vez
terminada la ruta iba cargado como un Sherpa del Everest con su mochila y con una
bolsa llena de desperdicios que triplicaba a la abandonada en el Plá de la
Casa. Había conseguido que nuestro paso por La Serrella fuese beneficioso para
el medio ambiente.
Los residuos no deben terminar en la naturaleza. Caminando por las montañas rara vez encontraremos contenedores, por lo que tendremos siempre que llevar en la mochila una bolsa para estos desperdicios. Otra de las opciones que podemos contemplar es reducir la cantidad de residuos que llevamos en la mochila. Podemos evitar los paquetes de los alimentos, las bolsas individuales y las botellas de plástico. Si no ponemos remedio un lugar en plena naturaleza y por el que pasan muchos excursionistas se convertirá rápidamente en un basurero.
Senderistas caminando por La Serrella |
Si todos respetásemos lo que nos rodea que diferente sería Alicante.
ResponderEliminarCada vez la gente esta más concienciada de que hay que tener un cuidado muy exigente con nuestro entorno natural. Los espacios verdes de Alicante son de una gran fragilidad debido a la presión urbanística, la climatología y los incendios.
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